20/11/15

Arte y resistencia en el gueto

La historia de los chicos.
Dibujos de los niños del gueto de Terezín 1943-1944


Cuando Friedl Dicker Brandeis fue obligada a ingresar en 1942 a Terezín, el gueto de la ex Checoslovaquia, llevó dos valijas con materiales de pintura y libros de arte. Formada en la Bauhaus junto a Kandinsky y Paul Klee, la artista y pedagoga austríaca no se resignó a las condiciones impuestas por los nazis y dio clases clandestinas a los niños en cautiverio durante dos años. Terezín fue un lugar de encierro para la población, en la que confluyeron muchos intelectuales y artistas; y fue abierto a los inspectores de la Cruz Roja, para lo cual los nazis maquillaron el horror. Pero las cifras son implacables: basta con mencionar que de los quince mil niños que vivieron allí del ‘41 al ‘45, sobrevivieron sólo cien. Poco antes de ser llevada a Auschwitz, Brandeis reunió la producción de sus alumnos y la escondió en esas mismas maletas que trajo consigo. Más de cuatro mil dibujos fueron entregados años más tarde al Museo Judío de Praga, la institución que actualmente los exhibe y custodia. Por primera vez, parte de este valiosísimo material, que ya recorrió Europa, Asia y Estados Unidos, llega a Buenos Aires en el marco de la muestra La historia de los chicos. Dibujos en el gueto de Terezín 1943-1945. La misma se podrá conocer desde hoy a las 19, en la Usina del Arte del barrio de La Boca. Esta exhibición es el resultado del esfuerzo de Luciana Zylberberg, licenciada en Artes de la UBA, productora cultural y agenta de prensa. En un viaje a Europa, la argentina se conmovió con los dibujos que vio en ese museo y desde entonces no dejó de soñar con traerlos a su ciudad. Zylberberg no se conformó con exponer cuarenta dibujos que integran la colección permanente del museo, sino que además ideó un ciclo de talleres de arte para chicos y adolescentes coordinado por Milo Lockett, Rep, Marcos López y Pedro Roth; una serie de charlas con sobrevivientes del Holocausto y un ciclo de películas sobre la infancia en situaciones extremas. Cuatro tipo de actividades que confluyen en el evento multidisciplinario Voces y miradas. Arte y resistencia en el gueto, que desde hoy y hasta el 20 de diciembre se desarrollará con entrada gratuita en la Usina del Arte y en el Museo del Cine contiguo.

“Fue en 1998, yo tenía 22 años y estaba de viaje con amigas. Cuando visité el Museo Judío de Praga me quedé horas, muy conmovida por todo. Las sinagogas que lo integran, el cementerio, el memorial con los nombres de los muertos, los dibujos de los chicos que estaban dentro de unas vitrinas muy antiguas. Un impacto muy fuerte que al día de hoy me cuesta poner en palabras. Creo que tiene que ver con la mirada de los niños que aparece en esos dibujos. Una mirada sin filtro, sin estilización. El niño es niño y mezcla todo: el horror pero también sus deseos, su vitalidad, sus anhelos. Es un punto de vista diferente, un testimonio virgen sobre lo ocurrido”, comenta Zylberberg a Página/12. En este sentido, la productora rescata un dibujo en particular: el que muestra a una familia siendo deportada y apuntada y, a un costado, un arco iris lleno de vida y de color. Al volver a Buenos Aires se dio cuenta de que aquí poco se sabía sobre Terezín. Entró en contacto con la curadora de la muestra y en forma intermitente mantuvo la comunicación hasta que hace algunos años, al enterarse de que el museo había editado facsímiles para estimular la difusión de los dibujos en otros países, retomó la idea de montar la muestra. Presentó el proyecto a Mecenazgo Cultural, fue aprobado y con la ayuda otorgada (a través de Itaú Cultural) pudo financiar la exhibición curada por el Museo de Praga y formada por cuarenta reproducciones divididas en ocho capítulos: La vida antes y después del 15 de marzo de 1939, Lo que sucedió después, Transportes, El gueto de Terezín, Propaganda y realidad, La vida en los dormitorios de los niños, El arte como estrategia de supervivencia y Transporte hacia la oscuridad. Imposible no estremecerse frente a esos dibujos hechos con carbonillas, lápices, acuarelas o collages, donde la inocencia y la belleza se codean con el horror.


Por primera vez se exhibirá en Buenos Aires la muestra de facsímiles de dibujos que realizaron niños que estuvieron cautivos durante el Holocausto en el Gueto de Terezín (República Checa). Este material integra la colección permanente del Museo Judío de Praga. Los dibujos fueron producidos en clases secretas que la artista de la Bauhaus Friedl Dicker Brandejs brindó a los niños confinados en el gueto. Originalmente ciudad y fortaleza militar de Checoslovaquia, Terezín fue durante la Segunda Guerra Mundial transformada en un gueto “modelo” de carácter transitorio; desde aquí los prisioneros eran deportados a los campos de concentración. Entre su apertura (Noviembre de 1941) y su cierre (Abril de 1945) unos 15.000 niños habitaron el gueto. Ellos fueron separados de sus padres y familia y ubicados en albergues o pabellones juveniles. Sólo cien regresaron con vida. Terezín fue el único gueto que abrió sus puertas a una inspección de la Cruz Roja (en Julio de 1944), convirtiéndose para esa ocasión en una suerte de “albergue modelo”. Aunque estaba prohibido, en las barracas infantiles se brindaban clases clandestinas que ayudaron a fortalecer la moral de supervivencia. Las mismas estuvieron a cargo de Friedl Dicker-Brandeis, artista plástica que provenía de la escuela de la Bauhaus. En una muestra organizada en Tokio, el rabino Abraham Cooper (decano asociado del Centro Simon Wiesenthal) dijo sobre la artista “… fue una persona que utilizó su arte para darle fuerzas a la humanidad, cuando las bases de la civilización estaban amenazadas; que utilizó sus habilidades artísticas para brindarle esperanza a los niños, en una época en la que todo lo que ellos presenciaban y experimentaban era deshumanización y muerte”. Los dibujos fueron realizados por chicos de entre ocho y quince años aproximadamente. Los materiales empleados fueron lápiz negro, crayones, pasteles, carbón, tiza, acuarelas y con la técnica del collage. Se observa claramente que muchos fueron realizados sobre pedazos de formularios, papeles de embalaje o diarios. Se conservan alrededor de 6.000 dibujos, algunos de los cuales se exhiben en el Museo Judío de Praga y han sido compilados en el libro “No he visto mariposas por aquí” que reúne además poemas realizados en el mismo marco. Este valiosísimo material ha sido exhibido en diversos museos e instituciones en Europa, Asia y Estados Unidos. La muestra llega a nuestro país gracias a la ayuda de la Embajada de República Checa. Los niños de Terezín dan cuenta de su existencia al plasmar sus sueños, anhelos, recuerdos y miedos en los retazos de papeles que su maestra logra conseguirles. En cada dibujo hay implícita una negativa a desaparecer, una resistencia a los mandatos del sistema que los aísla, que los torna ‘invisibles’ para el resto del mundo. Es por medio de la expresión artística que estos chicos dejan constancia de su existencia e identidad.

Fuente: http://www.usinadelarte.org/agenda/muestra-voces-del-otro-lado-del-muro/

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