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Fundamentos / "Terapéutica por la creación pictórica"

El empleo de la creación plástica con inconscientes finalidades terapéuticas o tranquilizadoras de la personalidad remóntanse a las épocas en las que el hombre luchaba por su existencia frente a las hostilidades de las fuerzas naturales. No es improbable que el habitante de las cavernas pintara sus dibujos sobre la roca obedeciendo a una tendencia más catártica y objetivadora que decorativa. Las pinturas rupestres se encuentran frecuentemente plasmadas en los puntos más profundos y oscuros de las cavernas, no siendo extraño que el autor modificara sus obras pintando nuevas imágenes sobre ellas. Estos primeros hombres en íntimo contacto con la violencia de la lucha por la vida solamente sienten preocupación, temor o angustia, por esas dos grandes actividades que son la base de su existencia: la caza y la guerra. Por eso, en los ratos de ocio durante los que surge la meditación, se les hace consciente la peligrosidad de sus quehaceres vitales y para librarse de la inquietud de las vivencias atemorizadoras las objetivizan y plasman en forma de pinturas. Así, con esta objetivación desaparecerá el sentimiento angustioso. El objeto, el contenido, imposibilita el existir de la ansiedad. Idénticas materializaciones mediante la pintura y la plástica se aprecian en las máscaras y tótems de los pueblos primitivos, concretadas en determinadas figuras las esperanzas, deseos o temores colectivos. El objetivar artístico como solución a la duda fue puesto de manifiesto hace miles de años en la escultórica de los pueblos de la cultura primitiva superior. La obsesión religiosa de la Edad Media tiene su más potente objetivación, verdadera catarsis colectiva sobre la preocupación del infierno y los castigos de los pecadores, en esa colección de obras sobrecogedoras pintadas por El Bosco.

La terapéutica por la creación pictórica constituye parte de la moderna rehabilitación del paciente psíquico. Por ello, creemos conveniente especificar las características más destacadas de la metodología rehabilitativa del enfermo mental siguiendo las ideas de GONZÁLEZ MAS.

Con frecuencia, un elevado porcentaje de enfermos mentales sufren tan profundo cambio en su personalidad, que no es posible reintegrarlos a la misma situación social o laboral que poseían con anterioridad a su enfermedad psíquica. La rehabilitación tiende a capacitar a estos enfermos para el ejercicio de una función productiva social y vocacional a pesar de los síntomas o defectos residuales que puedan persistir. Esta capacitación hace al enfermo capaz de encararse con sus propios problemas y con las situaciones que puedan crearse a su reintegración a la vida comunal. En su acción sobre el enfermo, la rehabilitación utiliza un amplio número de disci¬plinas profesionales que tienden a lograr el mejor equilibrio y desarrollo físico, mental, social, cultural y vocacional del paciente, al cual ayuda a lograr sus necesidades vitales fundamentales en el más óptimo grado posible para alcanzar una vida eonómicamente productiva, personal¬mente satisfactoria y socialmente útil.

En breves líneas, las fases en la rehabilitación del enfermo mental —según DAvis— son las siguientes:

1° Fase táctica.

Corresponde a la fase inicial aguda, cuando el paciente es internado y sometido esencialmente a tratamiento psiquiátrico o médico. En este período, el servicio de rehabilitación puede intervenir ayudando a combatir ciertos síntomas (agitación, ansiedad, agresividad, hospitalidad, tendencias destructivas, etc.). Gran parte de la psicoterapia y el nursing durante esta fase se efectúa por el equipo activo rehabilitador. Las posturas mantenidas del catatónico, productoras de contracturas musculares y articulares (sobre todo de manos), atrofia, debilidad muscular o edema estático, se combaten con actividades fisioterápicas. La técnica relajadora de JACOBSON da excelentes resultados en los ansiosos. La terapia educacional y ocupacional también prestan su ayuda valiosa, sirviendo de vehículo expresivo de ideas y sentimientos.

2° Fase intermedia.

Esta fase se inicia cuando empiezan a existir posibilidades constructivas para el futuro enfermo, siendo necesario iniciar los planes para su integración a la comunidad. Estos planes previos para una rehabilitación se establecen por el equipo constituido por el psiquiatra, enfer¬mera, trabajador social, psicólogo, consejero vocacional y un representante del servicio de rehabilitación, discutiéndose las condiciones del paciente, motivaciones, capacidades e incli¬naciones vocacionales. También se establecerá si el enfermo estará en condiciones de volver a vivir con su familia o si tendrá que abandonar su anterior profesión por no ser ya indicada para su estado.

3° Fase de convalecencia.

Constituye éste un período en el que ya no es necesario el mantenimiento de una terapia médica, pero sí adquiere una trascendental importancia la preparación prevocacional y social del enfermo. En esta fase, las reuniones con el consejero vocacional serán frecuentes y prolon¬gadas. Cuando se logre establecer con claridad el objetivo vocacional, colocaremos al paciente en el lugar conveniente para el desarrollo de actividades manuales artísticas, terapia educacional o industrial dentro del hospital, actividades con cuyo dominio podrá, más tarde, ser económicamente independiente.

Nuestra actividad rehabilitadora no buscará tan sólo el hacer del enfermo un operario diestro y capacitado, sino, sobre todo, el lograr su adaptación al medio colectivo laboral al cual pertenece. Parte de nuestra misión será el aumentar su capacidad de autocrítica para el trabajo, enseñarle a intercambiar información y hacerle apto para obedecer, mandar, dirigir o criticar sus interferencias emocionales inadecuadas.

Con las actividades ocupacionales y artísticas, lograremos en mayor o menor cuantía las siguientes finalidades:

1° Ayudar al tratamiento del enfermo ruidoso y agresivo mediante ocupaciones que mejoren su autocontrol y enseñanzas que le ayuden a conocer las dificultades creadoras de dichas actitudes.

2° Enseñanza de hábitos e incremento de iniciativa, sobre todo en enfermos demenciados.

3° Tratamiento para actitudes irresponsables o de inseguridad.

4° Preparación de una situación de trabajo y actividad.

5° Experiencias emocionales que sirvan de catarsis disminuyendo las tensiones internas.

6° Experiencia artística y estética,

7° Evitar que los enfermos hospitalizados durante mucho tiempo se habitúen a la vida hospitalaria y aumenten su desadaptación con la vida exterior.

PESSIN fundamenta la eficacia de la terapéutica por el arte en los cuatro efectos siguientes:

1. Proporciona una oportunidad para la expresión creadora y una liberación de la energía

constreñida. Constituye una compensación narcisista al reforzar las funciones del «yo».

2. Ayuda a conseguir la integración social, obligando al enfermo a ajustarse a los demás

que trabajan con él.

3. Permite la expresión de los conflictos inconscientes que no pueden verbalizarse ni

manifestarse de otra manera.

4. A veces, despierta un interés vocacional por el arte.

DAvis considera que la terapéutica por la pintura en los enfermos mentales supone los siguientes efectos psicodinámicos:

A) Constituye un importante vehículo para la abreacción en el que el material puede ser externalizado casi a cualquier nivel de conciencia.

B) Estimulan el empleo máximo de la personalidad total del paciente ejerciendo una gran fuerza integradora sobre las ocupaciones no recreativas. Como resultado de afectar a la totalidad personal del enfermo, el objeto creado llega a ser identificado pon el paciente, prepa¬rando el campo para una importante extensión de su facultad autocrítica dentro del mundo de la realidad.

C) El proceso de creación aumenta la manipulación de objetos tangibles orientándose en este aspecto hacia la realidad y alejándose de los fenómenos intra-psíquicos. El producto de la creación —que se intenta como una comunicación no verbal— representa a veces la primera ruptura en la coraza del psicótico, el primer puente humano entre la enfermedad y la salud

social.

El empleo científico de la esteticoterapia por la psiquiatría actual es bastante frecuente. Música, danza, canto, pintura, plástica etc., son empleadas bajo distintas técnicas. Antes de que se desarrollaran las actuales tendencias psicoterápicas, el arte se preconizaba como principal entretenimiento de los enfermos mentales, principalmente psiconeuróticos. En líneas generales, la pictoterapia es utilizada actualmente bajo dos formas principales: como terapéutica ocupacional (para su empleo en enfermos psicóticos), o como proceder catártico explicativo y psicoanalítico (indicado en las neurosis).

En su obra La educación mediante el Arte, READ establece las bases de una educación infantil mediante las actividades artísticas y DAX emplea la música mientras los enfermos pintan. Durante la última guerra mundial, TODD, en colaboración con el pintor inglés ADRIÁN HILL, creó un servicio de terapéutica ocupacional por el dibujo. Primitivamente se aplicó a enfermos tuberculosos en los que las largas convalecencias e inmovilidad había desencadenado síndromes ansiosos. Debido a la eficacia del sistema la Cruz Roja británica organizó exposicio¬nes con las obras de estos enfermos, simultaneadas con disertaciones sobre la eficacia del método. La iniciación de los pacientes en la producción artística la logra HILL mediante con¬ferencias acompañadas de proyecciones.

SHAW introduce la técnica de pintar directamente con los dedos sobre superficies amplias sin servirse de ningún útil. En estas condiciones, junto a los objetivos alcanzados por los pro¬cederes clásicos, parece que se consigue una mayor expresividad y espontaneidad, así como las actividades sensomotoras de las manos son más directas y fluidas permitiendo una mayor relajación general. Los mejores resultados se obtuvieron en pacientes con cuadros obsesivos así como en niños (BENDER, GITELSON, SPRING). NAPOLI y KADIS lo aplicaron también al diag¬nóstico y CAMERON lo utiliza sistemáticamente, comentando e interpretando posteriormente con los propios enfermos las series de obras así realizadas.

El sistema de la «auto-expresión», desarrollado especialmente en Inglaterra, consta de dos fases: en la primera, se leen temas de arte y después se desarrollan las clases bajo la dirección de profesores, durante las cuales los pacientes pintan lo que desean. El profesor es un experto que anima y estimula a los alumnos pero no enseña técnica. Cuando se pretende crear un espíritu de equipo entre los pacientes para estimular y facilitar las capacidades de integración comunitaria, pueden estimularse obras colectivas como es la preparación y ejecución de grandes murales.

FREDERKING preconiza un método psicoterápico fundamentado en la presentación de unas láminas al enfermo a los que se instiga a pintar. Este método funde las indicaciones psicoanalíticas, las psicotatársicas de FRANK y el tratamiento autógeno de SCHULTZ.

BAYNES ha estudiado las interpretaciones simbólicas de las pinturas en esquizofrénicos, comentando su finalidad terapéutica en los siguientes términos: «El hombre que posee una personalidad encerrada en sí misma... experimenta un inmediato alivio cuando halla que puede expresar sus sentimientos mediante un dibujo espontáneo. Y cuando en el momento del análisis descubre que sus dibujos constituyen representaciones gráficas del interno proceso morboso que le atenaza... su alivio se refuerza por la comprensión...» «Otra importante ventaja en este método es que la personalidad consciente participa de una manera activa en el proceso tera¬péutico... en la forma en que la participación en el proceso creador se hace activa y voluntaria resulta abreviado materialmente el período de tratamiento exagerándose al mismo tiempo el valor de la experiencia.»

Igualmente, BYCHOWSKI, analizando diversas pinturas de psiconeuróticos pintadas con finalidad terapéutica, indica: «En nuestro caso, las pinturas favorecieron el proceso analítico, tanto desde el punto de vista del paciente como del terapeuta. Sirvieron al enfermo como un camino importante para la catarsis y la expresión.»

BAUDOUIN afirma igualmente la eficacia del quehacer pictórico como medio para comba¬tir la tensión psíquica. En este caso, el fundamento terapéutico de la pictoterapia se basa en los conceptos de sublimación y simbolización freudianos. Los símbolos pictóricos serían sustitutivos «no verbales» de algo lleno de sentido para el autor. Mediante esta simbolización, el enfermo puede enfrentarse con sus trastornos sin temor a las tensiones desagradables. Como sabemos, para JUNG los símbolos son universales expresando imágenes colectivas, pero no son conscientes ni personales. Sólo pueden ser vividos como un estímulo para lo universal; serían los «estímulos creadores». Por ello, los dibujos de los enfermos permiten al psicoterapeuta penetrar en las capas más profundas de la personalidad.

Como resultado de la importancia adquirida en la última guerra mundial, la psicoterapia en grupo ha utilizado también la pintura para sus fines terapéuticos. ROBINSON expone las principales ventajas del método en el siguiente esquema:

1° El enfermo adopta una aptitud objetiva hacia sus problemas.

2° Vence el sentimiento de aislamiento psicológico.

3° Permite el tratamiento simultáneo de gran número de enfermos.

4° Establece los fundamentos para una organización social.

5° Transforma en colectivos los problemas individuales.

6° Disminuye las dificultades de la transferencia positiva y hace al paciente fácilmente accesible.

En el procedimiento colectivo suele utilizarse el desarrollo y producción de una pintura mural en la que intervienen activamente todos los componentes del grupo. Con ello se estimulan las alteradas tendencias de sociabilidad llegándose a conseguir una verdadera integración por el arte.

Según HUNTÓON, la realización de obras pictóricas por enfermos mentales puede combatir eficazmente la fuerza destructora de la personalidad concomitante con el proceso patológico. Mediante esta forma de comunicación, el paciente expresa sus conflictos y problemas internos, unas veces dándose cuenta de su significado y otras a través de la interpretación realizada con ayuda del psiquiatra. Por ello, la producción pictórica en estos pacientes conseguiría algunos de los siguientes objetivos:

a) Expresar y realizar simbólicamente los deseos y problemas profundos del paciente.

b) Contribuir a reforzar la estructura del «yo».

c) Externalizar los conflictos internos con lo que se liberarían, en cierta forma, los sentimientos de ansiedad y angustia.

d) Ayudar a la integración social del paciente.

JUNG, JACOBI y DEBRUNNER fueron los primeros en introducir la realización de dibujos por parte de los pacientes en el curso de los tratamientos psicoanalíticos a que estaban sometidos. En un principio, se apreciaba una dificultad o pereza en estos individuos para expresarse a través de estos trabajos, pero posteriormente van adquiriendo un interés creciente y suelen darse cuenta de la significación que poseen sus realizaciones. Para la psicología analítica de JUNG los dibujos así creados manifiestan la desintegración de las fuerzas inconscientes del sujeto y el ataque y amenaza de las mismas hacia su personalidad consciente. De esta forma, las creaciones desarrolladas a través del tratamiento suponen no sólo una valiosa fuente de información sintomática y diagnóstica a través de innumerables asociaciones y simbolizaciones, sino que además favorecen la correcta estructuración de la vida psíquica del paciente. Al final, los dibujos serían auténticos «mándalas» y entonces el individuo estaría ya en condiciones de liberarse de su problemática interna al descubrirse a sí mismo.

La utilización del producir pictórico resulta un eficaz colaborador psicoterápico en enfermedades mentales orgánicas o biológicas y, frecuentemente, una excelente terapéutica en tras¬tornos psiconeuróticos y psicogenéticos. A continuación indicaremos algunas normas prácticas para el empleo de una pictoterapia objetivadora.

Inicialmente, se invitará al paciente a pintar lo que desee y con técnica y materiales libremente elegidos. Ésta es la primera parte del éxito terapéutico: lograr que el enfermo pinte de manera natural y sin violencias. No es necesario que posea conocimiento alguno de pintura, pues en este caso se limitaría la extensión y aplicación del procedimiento (por otra parte, el pintor profesional suele ocuparse demasiado de su técnica por lo que no atiende tanto a la simplicidad y entusiasmo por la transferencia). Aun el dibujo más elemental sirve al paciente, recomendándole que se habitúe a utilizar colores, los cuales, como sabemos, tienen una íntima relación con el mundo de los afectos.

Una vez lograda la inclinación al dibujo, el guía indicará al enfermo la conveniencia de plasmar sus problemas e inquietudes, el alejamiento del mundo, las elaboraciones subjetivas, etc. Esta fase de «objetivación» de las tendencias o vivencias patológicas del sujeto es de particular valor. Mediante ella se logra que el paciente objetivice plásticamente parte de sus elaboraciones patológicas. Norma básica para el resultado terapéutico es que el guía no instigue temáticamente al enfermo. Su misión es hacerle crear, pero no dirigir qué es lo que debe crear.

Ejecutado el dibujo, su autor lo comentará escribiendo la explicación más detallada posible (o efectuará la explicación verbalmente delante del terapeuta).

Diversos autores se han ocupado de la forma más adecuada para llevar a cabo lo más satisfactoriamente posible y con resultados positivos las creaciones pictóricas por parte de los enfermos mentales, así como los casos en que su prescripción parece más justificada. TAYLOR, WULFF y BAUDOUIN, entre otros, han recogido las siguientes normas:

A) No instigar excesivamente a los pacientes para que realicen dibujos o pinturas siendo preferibles que lo hagan espontáneamente.

B) No mostrar una actitud crítica, ni tampoco demasiado entusiasmo ante las producciones debidas a los enfermos mentales por parte de los terapeutas con el fin de evitar cualquier influencia capaz de desvirtuar la espontaneidad expresiva del paciente en relación con su problemática interna.

C) Procurar explicar y hacerles ver que no se les solicita calidad pictórica sino tan sólo el reflejo de sus estados de ánimo, pensamientos y motivaciones,

D) Es conveniente realizar una selección de pacientes en los cuales por las características de su estado mental cabe esperar, a través de las manifestaciones pictóricas, una mejoría en su estado. El empleo indiscriminado de estas técnicas puede, en algún caso, tener efectos contraproducentes.

E) No pretender conseguir resultados espectaculares e inmediatos.

F) Recordar la importancia que tiene el control, supervisión, estudio y adecuado encauzamiento por parte del terapeuta del trabajo realizado por los pacientes.

G) No olvidar la posibilidad de asociar estos métodos con otras medidas terapéuticas de psicoterapia individual o colectiva, farmacología, etc.

H) Estas prácticas pueden realizarse individualmente o en grupo, y en este último caso se asocian elementos beneficiosos que corresponden a los de cualquier tipo de psicoterapia de grupo, por lo que puede tener sus indicaciones específicas.

Recomendaremos el que se pinte el mayor número posible de dibujos, con los que se constituyen series donde pueden irse apreciando los progresos que hace el enfermo en la reconstrucción y equilibrio de su personalidad. La penetración psicológica del método se aprecia en el hecho de que mediante él se obtiene un conocimiento más perfecto y profundo del enfermo. Las reservas y desconfianzas que pudieran existir delante del médico desaparecen y, por otra parte, el paciente es capaz de pintar muchas veces cosas que conscientemente desconocía pero que surgen ante sus ojos por la ley de las asociaciones pictóricas.

Naturalmente, la terapéutica por la objetivación pictórica no es un método exclusivista que nos haga abandonar todos los demás procederes terapéuticos, pero constituye un valiosísimo medio coadyuvante en la curación de los enfermos mentales. Por otra parte, ahorra tiempo al psiquiatra, interesa al enfermo en su tarea al hacerle comprensibles sus preocupaciones y deja en nuestro poder un interesante documento gráfico donde se reflejan todas las vicisitudes del paciente.

La psicofarmacología moderna ha supuesto un gran avance en el tratamiento de diversas enfermedades mentales. En muchas ocasiones, los enfermos reflejan en sus creaciones pictóricas la influencia beneficiosa que la administración de determinados fármacos puede tener en el pronóstico y evolución del proceso como ha puesto de manifiesto BRAUNER. En estos casos, los efectos farmacológicos de los productos utilizados podrían incluso asociarse a los beneficios que- radican en la propia terapia por el arte. No hay que olvidar que determinados pacientes pueden mostrar una gran indiferencia, o negarse, a realizar dibujos o pinturas hasta que una mejoría inducida farmacológicamente les permita una mayor capacidad de expresividad a través de las artes plásticas.



José Antonio Escudero Valverde, “Pintura psicopatológica”, 1975, Espasa Calpe.

29/4/10

Fundamentos / LA IDENTIDAD DE M.

Prof. Gerardo Regos Abecais




Este trabajo, es continuidad del presentado ayer por el Lie. G. Pietra, quien abordó el tema desde la perspectiva del psicoanálisis. Yo lo haré, desde el rol "docente", o bien de quien transmite una actividad artística. Por lo tanto, no hablare de patologías, ni líneas terapéuticas, solo mostrare el desarrollo logrado en este as¬pecto (artístico) por una participante del taller.


Aproximaciones al retrato


Desde hace aproximadamente dos años, M. concurre al ta¬ller, con algunos periodos de inasistencia, pero con una produc¬ción sostenida apartir de esta producción, en determinado mo¬mento de su concurrencia, comienza a lograr una mayor calidad desde lo técnico, pero mucho más desde lo expresivo, a tal punto que la lleva a ganar un reconocimiento en un concurso realizado por la Clínica de Banfield.


Viendo que las producciones del taller en general crecían, un día el LiC. Guillermo Pietra (mi compañero) y yo decidimos encarar a modo de proyecto, una búsqueda de estilos entre los par¬ticipantes, para que de esta forma pudiéramos encausar dicha producción.En las fotos de M. encontramos la continuidad, en el retrato. Desde sus comienzos hasta hoy, M. cierra sus series con uno o más retratos, que siempre son lo más significativo de sus fotos.


A partir de esto empezamos a agruparlos para observarlos separados del resto de las imágenes: una niñera y un niño en la plaza; una señora mayor ofreciéndole una inmensa sonrisa; una vendedora de verduras en la calle, tomada desde el .lugar de la nobleza del trabajo; dos mujeres centroamericanas con una mirada profunda y fuerte; etc. Mujeres, solo mujeres.


M. es insegura en todo lo que hace, ansiosa, y demanda atención a la hora de hacer fotos, habla permanentemente de su necesi¬dad de irse antes del taller por variados motivos, pero todos ellos relacionados con una gran dependencia, ya sea de sus hijos, como de su ex pareja, en el primer caso una dependencia de tipo afectiva, en el otro económica. Se la ve triste y nunca demasiado arreglada manteniendo siempre un perfil bastante bajo.


Ahora bien, ¿qué relación tiene M., con sus retratos?


La fotografía es sólo imagen, sólo reflejo, un congelado de imágenes vistas a través de espejos y cristales. Un reflejo congelado, un resto. Resto como aquello que queda de una operación matemática en la que se suman y sustraen cosas.


Seguramente cuando nos referimos a fotografías de objetos esta operación es sencilla, se ponen y se quitan cosas y cosas son los restos:


COSA + COSA - COSA =COSA


Ahora bien ¿que sucede cuando lo que fotografiamos soa personas? Seres, seres aquellos del cogito cartesiano. Aquí plantearnos el hecho de representar el ser es la meta, el ser como individuo, como ente único, tal vez un mas allá de la imagen.


Pero en esta sentencia Descartes omitió el cuerpo y si hablamos de imágenes solo es el cuerpo el resto para ellas.


Volvamos por un momento a las matemáticas y a los espejos, que son componentes importantes del acto fotográfico. Y que tenemos entonces?


Ser = X o bien, un sujeto y su reflejo invertido y para ambas,


un mismo resultado:


ser = res (del latín .= cosa)


En la búsqueda del ser encontramos el res, que es un resto de lo que ya no será.


Esto es solo la primera parte del asunto, ya que aquello que no es visible a la cámara, tampoco lo será a nuestros ojos y quizás a ninguno de nuestros sentidos. Y es aquí donde aparecen las primeras definiciones, ya que es aquí donde la cámara invierte la posición del espejo entregándonos la superficie pulida hacia nuestra mirada.


Solo llegaremos al otro, hasta donde el otro quiera que lleguemos, y en esta operación que exige de las voluntades mutuas, los resultados son siempre subjetivos.


Porque digo entonces que el espejo invierte su posición? porque es aquí donde la operación matemática también vuelve a invertirse y del res del otro nos enfrenta a nuestro propio ser.


Dé la imagen del otro solo quedara el resto, la cosa, el ser devenido en objeto, pero este objeto único será por obra de la intervención del realizador de la imagen y solo a través de él.


Inclusiones y omisiones, referencias y connotaciones quedaran a cargo del realizador, y de lo que sus sentidos dan cuenta, sentidos que parten alineados desde su propio ser.


En la fotografía, el retrato de sujetos es desde su origen el más frecuente de los usos, representaciones que en muchos casos tienen por búsqueda la certificación de un hecho. Por su realismo, la imagen fotográfica se muestra como testigo de presencia, pero no solo de la presencia del sujeto fotografiado, sino como presen¬cia del realizador de la imagen.


A todo lo dicho deberíamos agregar el dato del tiempo, que es otro de los elementos que compone la fotografía, ya no como parte de la mecánica de la toma, sino como uno de los elementos más relevantes de su trascendencia.


Este tiempo, que en el pensamiento fotográfico siempre se lo observa desde el congelar aquel momento en que la imagen fue tomada, que además, en la mayoría de los casos es tomado con cierta nostalgia, es también el tiempo del realizador como sujeto, tiempo como espacio y tránsito de vida.


Esta interrelación es a mi juicio el lugar más importante del retrato, ya que involucra los afectos y efectos, y por lo tanto acarreará connotaciones del orden de una subjetividad histórica de los involucrados.


Y esta interrelación existe, solo y en tanto desde el realizador de la imagen se plantee una posible re-invención del cuerpo del sujeto, re-invención que lo incluye desde su subjetividad, sobre ese cuerpo que es resto per se pero a la vez también sujeto que acepta el intercambio.


Hace un par de meses M. me pidió que la asesore en la compra de una cámara fotográfica, ya que  una amiga viajaba al exterior donde son más económicas...etc. Se la ve más activa, segura y apropiada del espacio.


Desde ese día M. ha comenzado una de sus nuevas interrupciones al taller.
Hasta aquí entonces el trabajo original


Algunos meses después, y a poco de haber entregado el abstract de este trabajo, M. regresó al taller. En primera instancia, lo que pensé fue "ok, escribamos otra cosa” su ausencia se debió a que durante las vacaciones en casa de sus padres, tuvo que ser internada por una descompensación medicamentosa.


M. llego con su carpeta bajo el brazo, ya que la había llevado para mostrar a su familia en Entre Ríos, y dentro de ella una carta que lee por primera vez, en el taller. La carta había sido escrita por su padre, quien la felicitaba por sus logros y su dedicación en la fotografía, con palabras verdaderamente emotivas.


El reencuentro con M. no fue solo con ella, sino también con sus antiguos síntomas.


Recordé en ese momento un dibujo que Guillermo hizo en una servilleta el día que nos vimos por primera vez. El dibujo graficaba su forma de trabajo en los talleres con pacientes psicóticos. Se trataba de una línea, que volvía sobre sí y continuar, para volver sobre todo el dibujo y continuar nuevamente.


En los talleres siguientes se fueron notando los cambios de M.


La estética que había logrado, seguía allí, contó que fotografiaba mujeres porque las consideraba su competencia, aquellas que le habían sacado a su marido.


También dijo que comenzaría a trabajar en sus retratos con hombres y niños. Y lo hizo.


Se trató de retratos y niños que trabajan en la calle, y al ha¬blar de ellos refirió que se identificaba con sus personajes, porque era el tipo de trabajos a los que ella podía aspirar.


Mujeres fuertes y admiradas, hombres devaluados...


Hoy M. nos pide puntualidad, y se queda hasta el final de la clase.


Hoy creo que la línea del dibujo continúa su recorrido.


Decía Henry Miller: "... este es un autorretrato que muestra solo las partes que faltan”

14/4/10

Fundamentos / ARTE Y TERAPIA

La ilusión de la obra de arte, remite a las primeras imágenes internas que habitan en el laberinto de la infancia. La historia del arte, es la historia del hombre. El arte es un reflejo del alma del ser humano; son indisolubles. La enfermedad viene cuando el hombre ha olvidado la noción de lo sagrado en la creación artística.

Estar creando cualquier tipo de arte, es un acto de meditación; de recogimiento del ser. Es volcarse hacia dentro y bucear en las profundidades del inconsciente individual y colectivo. Este retiro interior, permite compensar las exigencias de una realidad densa y mecánica. Hacer arte, por ende, permite desprogramarse de un plan que tiene la repetición de la rutina y del desencanto. El acto creativo, como factor estructurante de la consciencia, es un verdadero llamado a re-encantarse con la vida, la cual tiene muchos más matices de lo que la educación formal y familiar ha aportado.

La sanación a través del arte, es un camino que hay que recorrer en forma pausada y alegre. Solo así, la vida puede ser recreada con cada pincelada llena de sentido.

Si el arte contemporáneo es un reflejo metafórico o analógico de lo que sucede en la sociedad e historia humana, se podría aseverar que la creación artística individual también es una proyección del estado mental del sujeto.

Desde los griegos, la función del arte, de priorita¬ria importancia, entendida como mimesis, es decir el quehacer artístico debía imitar a lo que estaba o era la naturaleza.

El ideal de perfección de la imagen o escultura debía ser idéntico al objeto externo para catalogarlo como bello. Por otra parte, lo sublime de la creación tocaba de alguna manera el alma humana, sobre todo como ofrenda hacia los dioses.

La musa entendida como anima, ocupaba un lugar central para producir este estado de magia creativa, de lo contrario no se desarrollaba ningún producto estético.

Mucho tiempo ha pasado desde aquella cosmovisión; hoy asistimos o se habla del fin de la obra de arte, ya que el mercado ha invadido el terreno del objeto artístico.

Para los que trabajamos en salud mental y en el área del arte terapia, esta noción de fin de la obra de arte, como una supuesto fin de la historia, nos tiene sin cuidado, ya que trabajamos con un puente entre la imagen artística, cualquiera que ella sea, con la noción de terapia.

Aunque es válido interrogarse, si toda arteterapia es siempre una psicoterapia, tal como lo plantea Sara Pain en su texto En Sentido Figurado: fundamentos teóricos de la arterapia, al señalar: "La arterapia es entonces una terapéutica en tanto abre la sensibilidad y la comprensión a la recepción de sentidos, de lo nuevo, de lo imprevisto ".

La arterapia, entendida como un tratamiento o cuidado por el paciente, por el ser que padece un sufrimiento, la cual le permite a este mismo paciente, poner en escena a través del lenguaje plástico, dicho padecimiento, su¬perando de esta manera los obstáculos, que impedían 1a conexión emocional con dicho complejo autónomo que estaba en el inconsciente del sujeto.

Por ende, estamos algo distanciado de la contemplación narcisística o egocéntrica del objeto artístico. Inclusive, podríamos decir, tal como señala Paul Klee, que el arte es un verdadero árbol que tiene sus raíces puestas en la tierra del inconsciente por abajo, y hacia arriba, o por las ramas los objetos artísticos son sus frutos.
No es de extrañar, entonces, que muchos psicólogos, pidan a sus pacientes dibujar la triada de una casa, un árbol y una persona, por este mismo fundamento.

El rol del artista, en este sentido, es el de poder ser un conductor solamente de este proceso de creación. Aunque ignore el artista esta función latente de su trabajo, para el arteterapeuta o psicoterapeuta por el arte, toda esta construcción estética, tiene consecuencias curativas y reconstitutivas de la mente y alma enferma.

Al igual que la alquimia, en que se intenta transformar el plomo en oro, como metáfora del proceso de individua¬ción y de unión de los opuestos para llegar a una integridad del Self, el arte terapia, entendida como arte y terapia al vez, permite este trabajo de resilencia que lleva a una homeostasis del yo dividido, y por lo tanto al encuentro del arquetipo de la alteridad, cuando el paciente logra por sí mismo, confeccionar un símbolo propio y original.

 
Carlos de los Ríos Móller
“Psicoarte (Psicología Analítica & Arte Terapia)”



Fundamentos / ARTE TERAPIA Y RESILENCIA

El proceso arteterapeutico es una herramienta coadyu¬vante beneficiosa en todo tratamiento de rehabilitación. La imagen y el símbolo que sale desde el simple trazo, garabato o dibujo no prolijo de la mano de un paciente, ya es un intento del pensamiento por orientar una salida al naufragio existencial.

Ayudar a salir a flote dicho deseo de retomar lo que se quebró, ya es una garantía de que la vida siempre quiere reajustarse luego de un trauma.

La producción artística, en cualquier modalidad y técnica, logra hacer un puente de un borde a otro de lo fracturado emocionalmente.

La resilencia, termino que viene de la física, permite que un objeto que recibió un impacto, vuelva a situarse en la posición previa al accidente. En este sentido, el proceso creativo, permite crear un tercer espacio entre el mundo externo e interno del paciente, en que es posible reelaborar los traumas y crear un nuevo ser más sensible y pleno de sentido en la vida.

Lo que fue negativo, se transforma en un acto de crea¬ción positiva. Desde el llamado arte bruto o psicótico, hasta la confección de mándalas, el fundamento siempre es el de rehabilitar.

Como psiquiatra, que he trabajado en múltiples hos¬pitales psiquiátricos en América latina, siempre me ha tomado el proceso de rehabilitación como una respuesta ética a la nefasta cronificación de los pacientes, en que prevalece más la impregnación medicamentosa, que la pregunta por el ser humano pleno de sentido.

El arte, que actúa como una verdadera ventana psíqui¬ca, permite dar esperanza a los pacientes, de que es posible salir por la puerta ancha del hospital o centro diurno, y dignificar sus vidas como personas.

El arte terapia, por lo tanto, es una posibilidad real de resilencia, en un mundo en que la enfermedad mental se ha transformado en un problema grave de salud pública.

Crear consciencia sobre este hecho, permite humanizar estos pequeños espacios de encuentros con los semejantes y debatir que Otro género humano es posible, pese a toda la adversidad.


Carlos de los Ríos Möller
“Psicoarte (Psicología Analítica & Arte Terapia)”

Fundamentos / PREMISAS BÁSICAS DEL ARTE TERAPIA

Si por Arte Terapia entendernos la aplicación del Arte y su mani¬festación como elemento curativo de nuestra propia Psyché, entonces podríamos decir que la premisa sería el reestablecimiento de la armonía que debe existir en nuestro interior psíquico con respecto al mundo que nos rodea, nuestros semejantes y todo aquello que convive con nosotros en esta barca de Noé que denominamos Mundo y de la cual somos parte indisoluble.
El empleo del Arte Terapia puede y debe ser motivado y también guiado, pero de ninguna manera, desde el enfoque que adquiere a la luz de la Psicología Analítica, debe ser pautado y menos que menos in¬terpretado. Esto sería equivalente a desvirtuar el proceso curativo que deviene siempre desde nuestro propio inconsciente en su búsqueda de equilibrio.

Las instancias del proceso arte terapéutico son tres:

1) Afinar el instrumento de expresión y captación de imágenes. Esto es, cuerpo e imaginación.

1-a: Con técnicas de relajación dinámica y específicamente de imaginación activa, metodología desarrollada por Cari Gustav Jung, liberamos al cuerpo de tensiones y trabas hasta dejarlo habilitado para vehiculizar de forma fluida lo que haya que expresar.

1-b: Con técnicas de relajación estática y con consignas adecuadas, aprendemos a estimular y contemplar el campo de nuestra imaginación.

2) Contacto íntimo. Es el contacto con el mundo interior, a través de

las imágenes, recuerdos y emociones que aparecen.

3) La expresión. Es el traslado de los contenidos internos hacia el mundo exterior, a través de las técnicas expresivas propuestas o elegidas.

Podríamos agregar una cuarta instancia, que sería el reconocimiento de sí mismo a través de la propia producción expresiva. Será este el mo¬mento equivalente a la "interpretación", pero en el verdadero sentido de la palabra: la comprensión de sí mismo y la aceptación de lo propio. Luego, es la incorporación de lo que cada uno aprendió de sí, habiéndo¬se mirado en el afuera y sin mediar ningún criterio valorativo.
Nuestra propuesta en Arte Terapia, es visualizarla como un camino de apertura en el trabajo y entrenamiento psicoterapéutico.

Dr. Horacio Ejilevich Grimaldi
“Arte Terapia: arquetipos de sanación”

Fundamentos / ENFOQUES

Enfoque Psicoanalitico: Los terapeutas artísticos que utilizan un enfoque psicoanalítico estimulan la expresión pictórica de la experiencia interior. Se considera que el arte es un proceso de espontánea creación de imágenes, liberadas por el inconsciente, que utiliza los mecanismos de represión, proyección, identificación, sublimación, y condensación, que son fundamentales en el método terapéutico. En el psicoanálisis se intenta que el cliente se pueda expresar de la forma mas libre posible, para entonces mediante el terapeuta se pueda inferir algún significado a los conflictos internalizados del cliente.

Enfoque Jungiano: Para Jung, se valora la relación entre el creador y la imagen mediante la estimulación de preguntas y diálogo. La relación terapéutica no se basa en la confrontación sino que se establecen mediante el arte que actúa como un filtro o barrera. En esta situación el arte actúa como mediador entre el cliente y el terapeuta. La imagen se trata como una extensión del cliente (que de una forma metafórica lo es). Las imágenes se vinculan con el pasado mediante sucesos actuales de la vida del cliente y con el presente y el futuro mediante los arquetipos.

Humanista: El ambiente que el arte terapeuta humanista intenta crear refleja la ausencia total de actitudes que juzgan o sugieren algo bueno, malo, fuerte, débil, que aman ó odian. Las diferentes modalidades de terapias expresivas han reemplazado las mas tradicionales que se basaban en curar la enfermedad, el estrés, la ansiedad, trastornos psicóticos y neuróticos y se concentran en el potencial creativo y expresivo de la persona para buscar estilos de vida significativos, promoviendo así el bienestar físico, mental y espiritual de una persona que puede expresar sus sentimientos, pensamientos e ideas de una forma creativa.

Gestalt: El enfoque es no-interpretativo, el cliente hace sus propias interpretaciones del arte y encuentra sus significados propios. La persona expresa mediante mensajes visuales, tonos de voz, lenguaje corporal y contenido verbal. El cliente comparte su expresión con imágenes, y el terapeuta ayuda al cliente con su expresión mediante movimiento, verbalización y otros usos de los materiales. Los terapeutas de la teoría Gestalt, estimulan el crecimiento de los clientes así como el desarrollo de su potencial innato.

Consideraciones metodológicas:

El cliente empieza con un período dedicado a la actividad creativa, cuando los participantes empiezan a pensar, a reflexionar sobre ellos mismos y a retirarse a su interior. Mientras, El terapeuta, no sólo observa el lenguaje verbal, sino que también se centra en la comunicación no verbal, y en el comportamiento.

La segunda etapa, comienza por un período de discusión que se centra en la producción efectiva de la forma artística: cómo hace que se sientan los clientes, cómo refleja sus sentimientos, y por lo común, cómo se relaciona con la situación del individuo el proceso de crear una imagen. El terapeuta ayuda y guía al cliente a explorar y a entender su arte, simbolismo y como se adapta a las situaciones de vida que el cliente expone. Hay una flexibilidad enorme sobre los diferentes materiales que facilitan diferentes tipos de expresiones emocionales y afectan el sentido de autocontrol sobre el proceso. Entre los numerosos medios se encuentran la pintura, la arcilla, la arena, el dibujo carbón, o el colage. Todos poseen propiedades terapéuticas específicas.

Fundamentos / LAS ASOCIACIONES

Una vez atravesada la etapa pionera y una vez que los estamentos oficiales y la comunidad psicoterapéutica comenzaban a otorgar su merecido reconocimiento al arte terapia, surgieron las primeras asociaciones de arte terapia. A mediados de la década de los '60 surge la British Asociation of Art Therapist (BAAT), que se creó en 1964 y cuyo primer presidente fue Adrián Hill.

La American Art Therapy Asociation (AATA) nació en el año 1969, y su primera presidenta fue la arte terapeuta Mira Levick, quien tuvo un papel importante en la creación de estudios especializados y de titulación universitaria en arte terapia. El primer miembro honorario y vitalicio de la AATA fue Margaret Naumberg.

En Francia se creó, en 1974, la Association Francaise de Recherches et Aplications des Techniques Artistiques en Pedagogie et Medicine, y en el 1988 nació la Pederation Francaise des Art-Terapeutes.

En California, en 1989, el terapeuta Bobbi Stoll creó una estructura global al fundar el International Networking Group of Art Therapist (ING/AT). En 1993 se reunió en Alemania el European Advisory Board of National Art Therapists Association, con el propósito de trabajar en el reconocimiento de las diferentes profesiones arte-terapéuticas (Rubin, 1999; 107)

En España se ha creado recientemente la Asociación Española de Arte Terapia (AEAT).

Fundamentos / LOS PIONEROS

La aproximación más habitual a la historia del arte terapia es hacerlo desde las personas que iniciaron la aventura de experimentarla y darla a conocer a la sociedad.
En líneas generales, se puede decir que la idea comienza a madurar en el ámbito anglosajón y en ambos continentes a la vez, en manos de personalidades destacables que tuvieron la capacidad y la disposición necesarias para iniciar sus viajes en solitario. Algunos venían del mundo del arte, como Adrián Hill, y Edith Kramer, otros de la psicoterapia y el psicoanálisis como Marión Milner, o de la terapia ocupacional, como Lydiatt, y otros de la pedagogía, como Margaret Naumberg.

Adrian Hill (Reino Unido)

Acuñó el término "arte terapia" por primera vez en 1942, puesto que esperaba ganar el apoyo de la profesión médica y pensó que el término "terapia" sería bien aceptado.
Era un pintor que descubrió el valor terapéutico del arte cuando convalecía de tuberculosis en un sanatorio, animando a otros pacientes a pintar para recuperarse de la melancolía que produce dicha enfermedad. Hill veía la necesidad de la expresión creativa como un "instinto de resurrección" profundamente arraigado en la psique humana. Hill no creía que el papel del arte terapeuta fuera el de iniciar la producción de imágenes para llevarlas a análisis, a pesar de que reconocía que dichas imágenes podían servir como una ayuda diagnóstica, indicativa del estado del paciente.
Durante la guerra mundial trabajó en la recuperación de soldados en el sanatorio King Edward VII. Trabajador infatigable, logró el apoyo y reconocimiento de instituciones como la British Red Cross Society (Cruz Roja) y difundió su labor gracias a numerosas conferencias y exposiciones de las obras realizadas por pacientes. Publicó dos libros: Art versus Illness (1945), que describe su trabajo en el sanatorio para tuberculosos, y Painting Out Illness (1951)
Con la creación de la British Association of Art Therapist (BAAT) se impuso la visión psicoanalítica en la práctica del arte terapia, y como cruel ironía, Adrián Hill fue injustamente condenado al ostracismo.

Edith Kramer (EEUU)

Mujer culta, enérgica e independiente, Kramer era una artista que se había formado en Praga -ciudad de la que huyó antes de que estallara la guerra mundial-, donde había estado expuesta a una rica dieta de pensamiento psicoanalítico, así como a las ideas de Lowenfeld sobre la educación artística (Rubin, 1999; 99). Antes de abandonar Europa había estado trabajando con niños refugiados y allí fue capaz de reconocer el valor del arte. En 1951 comenzó a trabajar como arte terapeuta en Wiltwick, una escuela residencial para niños con enfermedades mentales en Nueva York, donde se inspiró para escribir su primer libro: Art Therapy in a Children’s Community (1958)
Kramer siempre trabajó como adjunta a otros terapeutas, lo que hizo que se concentrara más en las propiedades terapéuticas inherentes al proceso creativo, y que considerara el arte como un camino hacia la sublimación, una vía para integrar los sentimientos y los impulsos conflictivos en una forma estética, ayudando a que el ego pueda sintetizar gracias al proceso artístico en sí mismo.

E.M. Lydiatt (Reino Unido)

Formada como terapeuta ocupacional, Lydiatt tenía también estudios artísticos y estuvo en psicoanálisis Jungiano. Desde 1950 trabajó como pionera del arte terapia en hospitales ingleses. Escribió un libro, Spontaneous Painting and Modelling: A practical Approach to Therapy, en el que enfatiza su aversión a atribuir interpretaciones a la obra de sus pacientes, puesto que había observado que las personas, cuando miran imágenes, proyectan sus propias ideas sobre el artista. Ella afirmaba que la interpretación podía constituir una limitación y que no todas las imágenes se podían traducir en palabras.
Interesada por la dimensión espiritual de la experiencia humana, Lydiatt animaba a sus pacientes a la práctica de la pintura espontánea y al uso de la "imaginación activa"

Marión Milner (Reino Unido)

Psicoanalista británica -que nunca se consideró a sí misma como arte terapeuta,-utilizaba imágenes como ayuda para el tratamiento analítico. Después de ver una exposición de la pintora y analista Grace Pailthorpe en la Guggenheim Jeune Gallery de Londres, en 1939, Milner comenzó a interesarse en el uso de imágenes para la exploración del inconsciente. Escribió un libro de gran influencia en el surgimiento del arte terapia, On not being oble to paint, publicado en 1950.
Su enfoque psicoanalítico era freudiano y su analista fue Donald Winnicott, quien también tendría mucha influencia en la formación del arte terapia en Inglaterra.

Margaret Naumberg (EEUU)

Proveniente del ámbito de la pedagogía, creó en 1914 una escuela llamada Walden, en la que todos los profesores tenían que pasar por un proceso psicoanalítico. A pesar de que se formó como analista Freudiana, Naumberg simpatizaba con las ideas de Jung. Veía el arte como una forma de "discurso simbólico" que proviene del inconsciente, igual que los sueños, que se debe evocar de forma espontánea y que se debe interpretar por medio de la asociación libre, siempre respetando la interpretación del propio artista. El arte es, pues, un camino hacia los contenidos simbólicos del inconsciente.
En contradicción con el enfoque Jungiano ortodoxo, sin embargo, la autora consideraba la expresión simbólica como "limitada a ideas concretas relacionadas con la vida personal del paciente, las cuales actúan como un substituto de la verbalización directa" (Hogan, 2001; 86). Al parecer, la autora no estaba tan interesada en la aplicación el concepto de arquetipo en su trabajo terapéutico como en comprender el símbolo como una construcción que alcanza dimensiones que no se pueden abarcar con el habla ni con el intelecto.
Se la considera como una de las pioneras del arte terapia en los EEUU, donde luchó y trabajó infatigablemente para que dicha disciplina obtuviera reconocimiento y respeto. Realizó investigaciones sistemáticas y extendió su labor mediante numerosas conferencias. Su obra principal es Dinamically orientedart therapy (1966), aunque cabe destacar también Schizophrenic Art (1950) y Psychoneurotic Art (1953), además de numerosos artículos.

Otros pioneros

En Estados Unidos

Durante la Depresión del 29, el Federal Art Project había contratado a artistas para que enseñaran arte en el ámbito de los hospitales psiquiátricos, como el Bellvue Hospital de Nueva York, lo que plantó la semilla para que instituciones similares se familiarizaran con el arte terapia y reconocieran su valor terapéutico.
Cabe mencionar la labor de Elinor Ulman, que trabajó el Hospital General de Washington en la década de los cincuenta y fundó la primera publicación periódica sobre arte terapia en EEUU, el Bulletin ofArt Therapy.
Otras contribuciones a tener en cuenta son las de Mary Huntoon, que en 1946 organizó los primeros talleres de arte terapia en los EEUU, tras años de enseñar pintura y dibujo a pacientes psiquiátricos.
Otros artistas que se iniciaron en el arte terapia fueron Don Jones y Robert Ault, quienes promovieron activamente la formación de la American Art Therapy Association.

En Inglaterra

Cabe mencionar la labor de Rita Simón, una de las primeras arte terapeutas reconocidas como tal, que trabajó en el ámbito del club social adleriano de Londres -Social Psichotherapy Centre. Apoyada por doctores y psiquiatras, en especial por Joshua Bierer, Simón postuló que el arte terapia podía tener un valor especial en conjunción con el psicoanálisis.
Otro pionero fue Edward Adamson, a quien se le atribuye la creación de la actitud "no intervensionista" por parte del terapeuta, y se oponía a que éste interpretara el trabajo del paciente. Trabajó en el ámbito de los hospitales psiquiátricos, siendo muy crítico sobre el trato que recibían los pacientes en dichas instituciones. Creía, como otros Jungianos, en las cualidades curativas inherentes del arte. Personaje destacable fue Irene Champernowne, psicoanalista jungiana que fundó en 1942 (en plena guerra mundial) y junto con su esposo Gilbert, una comunidad terapéutica llamada Whithymead en la que el tratamiento por medio de las artes era fundamental. Como expone Susan Hogan (2001 : 280),
"El inconsciente y su conocimiento eran centrales en Whitymead... El arte terapia era importante en la construcción del inconsciente en la comunidad debido a su capacidad para proporcionar información acerca de los procesos inconscientes (...) el insight personal (en particular sobre los procesos inconscientes) se consideraba más importante que la educación formal."
Inspirándose en Jung, Champernowne creía que el inconsciente podía "hablar" a través del arte. Creía también que un método no-verbal podía evitar la excesiva intelectualización de la terapia verbal y poner al ego directamente en contacto con la voz del inconsciente. En esta comunidad se consideraba el arte como un proceso curativo natural, capaz de regularse a sí mismo y sobre el que era mejor no interferir. Cabe señalar que la organización de la comunidad era igualitaria y no existían fronteras rígidas entre quienes eran los pacientes y quienes los terapeutas, y que varias personas que comenzaron como pacientes pasaron a convertirse en terapeutas, ayudando a otros a hacer su proceso.