30/1/09

NARANJA


 


Metales que irradian naranja: selenio, hierro, cal­cio, níquel, zinc (no se recomienda para usos curati­vos), rubidio, manganeso.


Elementos químicos y gases: carbón, oxígeno (li­gero) y muchos alcalinos.
El mejor cristal para usarse en este tratamiento contiene selenio y óxidos de uranio, manganeso y plomo rojo.

Alimentos: la mayoría de las frutas y vegetales de cáscara color naranja; zanahorias, salsifís, calabazas, naranjas, chabacanos, persimonios, mangos, melones, mandarinas, duraznos.

 

Enfermedades típicas de los sujetos del rayo na­ranja: asma crónica, fiebre flemática, bronquitis, tos húmeda, gota, reumatismo crónico, inflamación de los riñones, piedras biliares, prolapso, interrupción de la menstruación, debilidad mental, epilepsia, cólera, etc.

Características: el naranja tiene una acción liberadora sobre las funciones mentales y cor­porales; remedia depresiones, combina la energía fí­sica con la sabiduría mental, induce la transmutación entre la naturaleza inferior y la superior, agota las ten­dencias morónicas ayudando a desenvolver y desarro­llar la mentalidad; es por eso que con frecuencia se le denomina "rayo de la sabiduría". Mediante su uso somos capaces de sanar el cuerpo físico y al mismo tiempo inculcar a la mente alguna compren­sión de cómo mantener el cuerpo en buen estado una vez que ha sido sanado. El naranja es tibio, alentador, ineléctrico, no astringente.

Localización y afinidad: el naranja controla el se­gundo chakra o centro esplénico (y el páncreas); asis­te a la asimilación y distribución de los procesos circulatorios. Contiene la vibración adecuada hacia la entrada del bazo. A través de sus rayos activos la esencia de todos los alimentos es asimilada, clasifi­cada y distribuida a los diversos centros creativos o departamentos del sistema humano.

El efecto del naranja sobre la mentalidad es agre­gar la asimilación de nuevas ideas, para inducir la iluminación mental con un sentimiento de libertad de las limitaciones. El exceso del naranja sobre la mente, y las emociones en algunos casos, puede in­ducir a la sobreindulgencia, así que debe usarse con imparcialidad, comprendiendo que siempre debemos prescribir color con la conciencia de nuestra singula­ridad individual; aun cuando dos personas pertenez­can al mismo tipo de rayo, no reaccionan exactamente en la misma forma. Por lo tanto los tratamientos no deben ser precisamente iguales; los factores indivi­duales del rayo del sujeto, sus colores de inspiración, actividad y reposo siempre varían la prescripción.

"Las 7 claves de la cromoterapia"
Roland Hunt

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