30/1/09

VERDE

Metales que irradian el verde: Sodio, cobre, ní­quel, cromo, cobalto, platino, aluminio, titanio.
Elementos químicos y gases: Carbono, nitrógeno, sulfato ferroso, ácido hidroclórico, clorofila.
El mejor cristal para usarse contiene combina­ciones de los metales y elementos químicos arriba mencionados, y óxido de hierro.

Alimentos: la mayoría de vegetales y frutas ver­des que no sean ácidos o alcalinos en su reacción.

Enfermedades típicas a las que los sujetos del rayo verde están propensos: problemas del corazón, presión sanguínea, úlceras, cáncer. El rayo verde es invaluable para aliviar dolores de cabeza, neuralgia, in­fluenza; sífilis, erisipelas.

Características y efectos del verde: el verde es el color de la naturaleza, de la fuerza balanceada, del progreso en el cuerpo y en la mente. El verde está a favor de la armonía, poseyendo una influencia calmante sobre el sistema nervioso. De aquí el pro­fundo significado de las bellísimas palabras del salmo 23: "En lugares de delicados pastos me hará yacer... junto a aguas de reposo me pastoreará", como las que se encuentran en el planeta Tierra. La filosofía hindú asocia el verde con las aguas de la Tierra, las que hacen que se incrementen las vibraciones armónicas de nuestros pensamientos y traen la paz a nuestros sentidos. El deseo de campos verdes y árboles, después del hechizo de las piedras grises y ladrillos rojos de la ciudad, es el instintivo anhelo físico por el tónico del color de la naturaleza que calme y restaure. El verde es neutral, es el punto de apoyo del espectro solar, el punto de balance.
El verde no es cálido ni astringente, ni ácido ni alcalino. El verde perón es el resplandor de la her­mandad, la vibración de los motivos impersonales, el común denominador de toda la naturaleza.

Localidad y afinidad: El verde estimula el chakra cardiaco, o centro del corazón. Justo como el corazón de la naturaleza encuentra su estímulo en el verde, así también el corazón del sistema humano lo encuentra.

Este color afecta nuestra presión de la sangre de una manera singular: el amarillo que hay en él, fuerza el cerebro para actuar más enérgica y refres­cantemente, mientras que la mitad azul inculca mo­deración a esa presión induciéndola a una acción muy parecida a la marea; en cambio el rojo, que también incrementa la circulación sanguínea, lo hace más a menudo a través de una actividad emocional súbita, más bien que una actividad mental balanceada.

Es interesante notar que nuestros científicos y químicos producen ahora concentraciones de esta esen­cia verde de la naturaleza, conocida como clorofila, para estimular y sostener la acción del corazón. Tales tabletas son sólo ondas de luz densificadas. Como­quiera que sea, el verdilume ofrece el medio más fino para tomar esta energía solar, el cual es así el escalón más cercano a su fuente.

Cuando la primavera llega al mundo, estamos cons­cientes del cambio que viene con la llegada de los vástagos de los troncos y ramas de los árboles y de los brotes verdes del corazón de las simientes. Esta­mos acostumbrados a asociar a la primavera con nue­va energía en nuestros propios troncos, extremidades y corazones. Después que pasa el invierno con sus días descoloridos y grises, sentimos frescura y brillantez interior, más luminosos en espíritu y mejores en sa­lud. Aunque no nos demos cuenta de ello, es la ac­ción del rayo verde por renovar lo que sobre nuestros cuerpos sutiles y también sobre el material causa que tengamos esos sentimientos.

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