30/1/09

VIOLETA

Metales que irradian violeta: Manganeso, bario, aluminio, hierro, rubidio, calcio, cobalto, estroncio, titanio.
Elementos químicos: Plata clorada, arsénico, etc.
El mejor cristal para usarse en el tratamiento de enfermedades contiene manganeso y cobalto.

Alimentos: Castañas, brócoli morado, rabos de be­tabel, uvas, moras, etc.

Enfermedades típicas a las que los sujetos del rayo violeta están propensos: desórdenes nerviosos y men­tales; neurosis, neuralgia, ciática y enfermedades del cuero cabelludo. El tratamiento con violeta también remediará la epilepsia, meningitis, conmoción, retorti­jones, reumatismo, tumores, debilidad en los ríñones y en la vejiga. El violeta anima y purifica la sangre intoxicada.

Filosofía, características y efectos del rayo vio­leta: de todos los rayos, el violeta es el que posee el más intenso poder electroquímico. El violeta es ácido. Los rayos violeta-púrpura son muy estimulantes para el sistema nervioso. Los rayos transvioleta, o ultra­violeta no son eléctricos pero en cambio son altamente térmicos, a un grado tan sutil que no transmiten sino una débil impresión de calor a los sentidos externos. No obstante, estos altos grados de calor y frío pueden ser sentidos por ciertas personas cuando se encuentran en una condición especialmente sensitiva. Es el puri-ficador ideal y el purificador de los ideales. Su alto nivel de frecuencia es depresivo para la mente débil porque sus potencias están más allá de su compren­sión; es estimulante principalmente para la naturaleza intuitiva (espiritual). El violeta tiene un gran efecto de inspiración, por ejemplo, los grandes trabajos de arte en música, prosa, poesía, escultura, pintura, etc., son debidos al rayo violeta, el estimulador de los más altos ideales humanos.

El violeta proporciona alimento para todas aque­llas células de la parte superior de nuestro cerebro, que expanden los horizontes de nuestra comprensión divina. Leonardo de Vinci, el famoso pintor y uno de los más grandes investigadores de la ciencia del color, sostenía que nuestro poder de meditación puede in­crementarse si meditamos bajo los rayos de luz vio­leta que descienden suavemente a través de los vitrales de una iglesia tranquila. Wagner se rodeaba de cortinas y materiales violeta cuando componía o producía mú­sica de la más alta calidad espiritual. El famoso conde de Saint Germain usaba los purificantes rayos violeta para curar al enfermo y para limpiar las gemas de nubes y manchas. Todos estos ejemplos ilustran el ím­petu espiritual que imparten las elevadas frecuencias del violeta. La meditación bajo el amatista es un avance hacia esa autorrealización.

Localidad y afinidad: el violeta controla el chakra de la cabeza (conocido en el Oriente como el Loto de los Mil Pétalos) y está conectado en nuestro cuerpo físico a la glándula pituitaria, que es el centro intuiti­vo de la percepción espiritual, la contraparte de la glándula pineal o tercer ojo. El violeta o púrpura a menudo es definido como el "rayo de poder" lo cual explica su asociación con los reyes, "realeza púrpu­ra". Así como un rey es el gobernante que tiene todo el poder sobre el cuerpo de su reino, así el púrpura, al ocupar el trono central, la mente superior, gobierna el cuerpo, todos sus miembros, centros, órganos de industria, y los billones de células-sujetos que com­ponen los nervios y tejidos.

El rayo violeta consta de dos partes: el amatista o parte espiritual y el púrpura, o parte temporal y más estrechamente relacionada con el plano terrenal.
Esta mitad púrpura del rayo es el color que refleja el ansia de poder, profunda, apasionada y cruel. A tra­vés de este aspecto afirmativo del rojo, manifestado en el violeta, los egos impreparados y no desarrolla­dos son conducidos a una degeneración espiritual.
De entre aquellos que se han preparado a sí mis­mos rectamente para tratar con el advenimiento del púrpura, los tranquilos son los que se han preparado a sí mismos correctamente para tratar con el púrpura, son los que lo han transmutado en amatista de ba­lance y espiritualidad, y han llegado a ser grandes maestros y reformadores, los promotores de los pode­rosos esfuerzos de paz y servicio.

El clásico ejemplo del ofrecimiento de poder del púrpura se encuentra en la historia bíblica de la ten­tación de Jesús cuando se le ofrecieron todos los rei­nos del mundo. Pero El escogió la parte amatista y espiritualizada del rayo y así devino un rey en las cosas del espíritu, en vez de las cosas de la Tierra. Para el mundo esta decisión puede parecer una falla y una confesión de debilidad; lo que El escogió fue realmente muy sabio, pero no nos daremos cuenta de ello hasta que tengamos una apreciación más com­pleta del poder del espíritu. La clave del rayo violeta-amatista es el servicio, el desprendimiento: servir aun autosacrificándose. Analicemos en qué forma sirve este rayo al hombre.

Cuando en el sistema 'humano impera una excita­ción nerviosa y vascular, el violeta tiene una gran afi­nidad para esas condiciones, trayendo armonía y sa­lud, como será visto en los casos de neurosis, irritación nerviosa, neuralgia y enfermedades inflamatorias de los nervios.

La neurosis tiene un agente curativo supremo en el violeta. Esta dolencia se encuentra a menudo en ti­pos activos, musculosos que sólo "viven en sus ner­vios". Predomina quizás entre artistas creativos tales como músicos, actores y cantantes, en cuya profesión a menudo se gasta una gran cantidad de energía ner­viosa. Tal gente es agudamente intuitiva y se pierde a sí misma en las sutilezas artísticas de otros mundos superiores. Pero regresar a la rutina física —detalles, necesidades, problemas y decisiones—, es un sacudi­miento para sus sistemas. El contraste es tan extremo, tan repentino, tan turbulento y desagradable, que agrava el deterioro de los nervios. El resultado es una oposición emocional, o lo que es conocido como "ra­bietas temperamentales", y una injuriante jactancia. Dentro de ellos encontramos también a los "Jekylls-y-Hydes", que padecen de esquizofrenia, o personalidad desdoblada.
"Las 7 claves de la cromoterapia"
Roland Hunt

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